Agatha Christie nace en Torquay en 1890, en una familia de clase media, y en su juventud se dedica a las labores sociales, como hacer de enfermera durante la I Guerra Mundial.
Publica su primera novela en 1920, manteniendo una gran actividad literaria a través de escritos en periódicos y revistas, ya sea con su nombre o bajo pseudónimo. Es la creadora de grandes personajes como el detective belga Hercule Poirot, la entrañable señorita Marple, el matrimonio de sabuesos: Tommy y Tuppence Beresford, o el reservado coronel Parker Pyne.
Hasta hoy, se calcula que se han vendido más de cuatro mil millones de copias de sus libros traducidos a más de 100 idiomas en todo el mundo. Su obra de teatro “La ratonera” permanece en cartel con 23 000 representaciones.
Además de sus obras enigmáticas, Christie se dedica a la novela romántica bajo el pseudónimo de Mary Westmacott. A lo largo de su carrera, recibe numerosos premios y dis-tinciones, como el título de Dama del Imperio Británico o el primer Grand Master Award de la Asociación de Escritores de Misterio.
Agatha Christie muere en Wallingford el 12 de enero de 1976.
Entre sus obras principales figuran: Asesinato en el Orient Express, El Asesinato de Roger Ackroyd, Tres ratones ciegos, Muerte en las nubes, El tren de las 4’50, Se anuncia un asesinato, Parker Pyne investiga, Navidades trágicas, El enigmático Mr. Quin, Muerte en la vicaría, En el hotel Bertram, El misterio de Pale Horse o Un cadáver en la biblioteca.
El estudio grafológico nos muestra que la escritora era una mujer vital y expansiva. Poseía un carácter firme, con fuerza de voluntad realizadora, así como una actividad cotidiana constante.
Se detecta un notable nivel mental e intelectivo, óptima madurez y experiencia contrastada, ya que poseía un buen conocimiento de cuanto acontecía a su alrededor, en especial, en temas de su interés.
Beneficiaria de un pensamiento lógico y pro-ductivo, que acompañaba con una buena dosis de originalidad. Notable caudal socio-cultural.
Por sus logros en el ámbito de la narrativa se mostraba satisfecha y orgullosa; en su grafía asoman rasgos de cierta vanidad.
Dentro del ámbito afectivo, tenía necesidad de contactar con los demás, en especial, dentro del campo intelectivo.
Se distingue un buen equilibrio entre el dar y el recibir, aunque también aparecen rasgos de egoísmo moderado.
Ambivalencia afectiva, incertidumbre, inseguridad y, en ocasiones, angustia. También se observan ramalazos de “lunatismo”.
Mujer de carácter espontáneo con rasgos de seducción sensual y, en especial, a nivel mental, pero con “sequedad” o tirantez en el trato sexual. Su sensibilidad emotiva puede estar “prisionera” entre el pasado y el devenir. No obstante, parece como si continuara buscando la pareja ideal… como si perviviera en sus novelas.
El valor que tiene de su persona, en conciencia, es equiparable al que siente por su familia, dejando el ámbito social a un segundo o tercer nivel.
Persona bien adaptada a su medio socio-familiar, su capacidad de seducción verbal es notable, le gustaba cautivar en su entorno ayudada por sus dotes diplomáticas, es decir, siempre que lo creía necesario mostraba su “mano izquierda” en el trato.
A pesar del comportamiento convencional de la época, aparecen aspectos de extravagancia y ganas de llamar la atención, lo cual no priva que, cuando lo considerase necesario, exhibiera su criterio independiente, defendiéndolo con autoridad, e incluso, con imposición. De ahí, que mostrara a las claras sus recelos y desconfianza hacia ciertos aspectos y personas.
Correcto equilibrio entre extraversión e introversión, en el que es patente que sabía callar lo que consideraba que no debía aparecer en público.
F. Xavier Serracant
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