PRÓLOGO
El libro de Maria Josep Claret y de Montserrat Edo se pue-de considerar una novedad absoluta en el ámbito de los libros que, periódicamente, se publican sobre Grafología.
La lectura de su contenido requiere concentración, porque enfrenta el estudio de la personalidad desde una perspectiva nueva.
Al mismo tiempo nos ofrece estímulos para profundizar aspec-tos importantes, que pueden ser añadidos a nuestro análisis clásico, acercándonos de manera muy comprensible a la terapia floral de Edward Bach, cuya trayectoria médica fue oficialmente reconocida por la O.M.S.
Oportunamente, en la actualidad, las neurociencias sostienen la necesidad de considerar seriamente las emociones. Los nuevos hallazgos científicos aseguran que se debe aumentar la autoconciencia, controlar más eficazmente nuestros sentimien-tos negativos, conservar nuestro optimismo, ser perseverantes frente a las frustraciones, aumentar la capacidad empática, cooperar y establecer relaciones con los otros, ya que pres-tando más atención a la inteligencia emocional, podre-mos esperar un futuro más sereno.
Los nuevos descubrimientos sobre la relación entre el pensa-miento y las emociones han reforzado el fundamento científico del estudio de la inteligencia emocional, concepto introducido en la psicología científica en 1990 por Peter Salovey de la Universidad de Yale y por John Mayer de la Universidad de New Hampshire, que hoy en día llega al gran público con la divulga-ción del libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman.
Con admirable intuición, Edward Bach se anticipó en décadas respecto a los más recientes descubrimientos, delimitando algu-nos de los mecanismos que preceden la modulación de nuestras emociones, y de su importancia para enfrentar una vida más autosatisfactoria.
Él dedujo que la enfermedad es la consecuencia de un conflicto no resuelto entre el alma y la personalidad; esto implícitamente significa que para sanar una enfermedad es necesario concen-trarse sobre su causa, y no sobre su efecto, anticipándose también en esta dirección.
A través de los doce remedios florales, los “doce curadores”, las autoras, con refinada competencia en el análisis de la perso-nalidad, ya evidente en su libro precedente Mecanismos de defensa en el grafismo, nos ilustran con personalidades que pertenecen a la historia o forman parte de nuestra cotidianidad y de nuestro imaginario colectivo.
Mediante una semiótica grafológica trasversal, o sea, compren-sible para las diferentes escuelas metodológicas de Grafología, nos proponen un viaje rico de reflexiones estimulantes, ofre-ciéndonos una valiosa herramienta que podemos integrar prove-chosamente a nuestros conocimientos.
Tengo por todo lo dicho el honor y el placer de presentar esta obra en su 1ª edición, a la que auguro y deseo un gran éxito editorial. Y que recomiendo encomiásticamente
a cualquiera que lea este prólogo.Antonello Pizzi
Presidente de AIPS-Internacional
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