sábado, 1 de noviembre de 2025

Firmas desfiguradas o autofalsificadas

El tema que planteamos sobre falsificaciones, es de los más corrientes y numerosos, los cuales se van incrementando día a día.

Sorprende que la mayoría de libros de documentos-copia apenas nombren este tipo de falsificaciones, si bien siempre las ha habido. Ya Pacareo (1917), habla de ello “desfigurando uno su propia letra” (1). Y Gonzalo Velásquez Posada (1994), dedica un extenso párrafo al tema (2).

¿Cuáles son las características principales de este tipo de firmas? 

Suelen aparecer formas inventadas o añadidas al esqueleto habitual de la firma que desfiguran las formas naturales. Aquí debo enfatizar algo que resulta bastante elemental: cuando encontréis dos firmas muy diferentes en que el autor de la firma dubitada alega que le han falsificado su firma, mucho “ojo”, porque nadie que quiera imitar la firma de otra persona se “atreve” a inventar nada, esto sólo es capaz de hacerlo el mismo autor de la firma.

Un falsificador lo primero que intenta, es la similitud formal, pues es lo que más destaca a la vista. Lo que nunca hará el falsificador es sustituir unos trazos habituales por otros de homólogos y dentro del gesto escritural dinámico. 

Aquí también hay algunos peritos que se equivocan y caen en el error de las antiguas escuelas Gramato-mórficas, pues el grafismo no es estático, sino que debe observarse siempre en movimiento, y no desde un punto de vista formal.

Las formas de estas firmas suelen ser más artificiosas, más ampulosas, más grandes. Las auténticas tienden a ser más simplificadas o más pequeñas (pero la simpli-ficación no tiene nada que ver con la falsificación). También hay casos, como el ejemplo que presentamos, en que la firma dubitada es la más simpli-ficada.

En cohesión, suelen ser más ligadas, más ilegibles y más complicadas, pero conservando el mismo ritmo (por lo general intentan cambiar las formas externas pero conservan casi todas la misma velocidad y ritmo). Muy pocas veces se observa un cambio de rapidez. Si lo hay, la dubitada es algo más lenta, por las dudas que introduce al ejecutar formas que no son habituales.

Si hay diferencias de presión, suele ser menos pre-sionada, dependiendo del útil empleado (con la lupa, no obstante, se observará muchas veces, el mismo tipo de trazo, los mismos brisados, los mismos surcos, los mismos tornasoles y los mismos puntos de descanso). 

Es importante tener presente que los aspectos más conscientes, como son el tamaño y la inclinación, suelen ser los que mayores cambios introducen a las formas habituales. No obstante, incluso estos aspectos conscientes son difíciles de falsificar en su totalidad. Cuando una firma se amplía de tamaño, suele guardar la proporcionalidad entre mayúsculas y minúsculas y si una letra disminuye respecto a las que la preceden o anteceden de su nombre y apellidos, habitualmente este aspecto suele mantenerse. Lo mismo ocurre en la inclinación, una firma puede ser inclinada y otra invertida, pero si habitualmente hay una letra “contorta” o de inclinación diferente, ésta se mantendrá en la misma posición. En cuanto a los aspectos que proceden de la parte más inconsciente, como son la cohesión, la dirección, la velocidad, el ritmo y especialmente los gestos-tipo, siempre se reproducen y proyectan la mayoría de ellos.

Los procedimientos de enmascaramiento suelen ser numerosos, y lo que se intenta es alterar alguno o varios elementos del grafismo. El disimulo de todos es completamente imposible. Como reseñamos en la obra: ‘Manual de Peritación e Identificación de escrituras’: “Ninguna persona puede cambiar simultáneamente todos los componentes, variables o parámetros de la escritura propia o ajena, pues nadie tiene la capacidad suficiente de atención, destreza y control de reflejos para imitar con naturalidad, espontaneidad y serenidad una firma o escri-tura dadas por la dificultad de reprimir los impulsos psíquicos y automáticos grafomotores que plasman los propios hábitos de la personalidad gráfica” (3), o como decía Saudek: “Nadie es capaz de fingir al mismo tiempo estos cinco elementos del grafismo: riqueza y variedad de formas, dimensión, enlaces, inclinación y presión” (4).

FIRMA DUBITADA O DUDOSA

FIRMA INDUBITADA O AUTÉNTICA

La zona media es fluctuante y las letras no descansan sobre la línea de base. Un aspecto bastante destacable es que se trata de letras denominadas “omitente diná-micas” por el eminente grafólogo Marco Marchesan.

Las firmas son muy inclinadas, excepto la primera minúscula que lo es menos. Son hiperligadas y carecen de rúbrica.

La firma dubitada y la indubitada finalizan en un trazo reseguido y terminado en acerado final vertical. 

Palmiro Viñas Ciruelos / Revista Trazos nº 56


Artículo publicado en el Boletín n.º 23 de la AGC en 1999 y actualizado para nuestra revista en agosto de 2025.

BIBLIOGRAFÍA

1) PACAREO, Orencio: Estudio sobre el Discernimiento y Examen de Letras y Firmas de Dudosa Autenticidad, Zaragoza 1917

2) VELASQUEZ POSADA, Luis Gonzalo: El dictamen grafotécnico, su técnica y apreciación judicial, E. Señal, Medellín, Colombia 1994

3) TUTUSAUS J., VIÑALS F., VIÑAS P.: “Manual de Peritación e Identificación de Escrituras”, A.G.C., Barcelona 1996

4) SAUDEK, Robert: The Psychology of Hand-writing, George Allen & Unwin (Publishers) Ltd, London, 1925


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Powered By Blogger