La escritura de Jorge Mario
Bergoglio, S. S. el Papa Francisco, es el grafismo de un gran altruista,
a pesar de la verticalidad de los ejes principales de las letras.
Cuenta con
un orden correcto en la página, un holgado margen superior, la escritura
extensa, el predominio de la curva, la
presión firme, trazo nutrido, flexibilidad, guirnaldas y óvalos
redondeados, parte de ellos abiertos por cresta o por la derecha en la “g” y la “q”, así como unas mayúsculas
protectoras y otras unidas a la letra siguiente, y una cierta proporción entre
zonas.
Francisco
es comprensivo y buen mediador, siendo una de sus mejores cualidades la gran
capacidad de escuchar al prójimo, como se observa en la combinación entre la
escritura curvilínea, extensa y ligada, y
parte de sus óvalos abiertos por
la derecha.
La bondad
queda plasmada en su grafía a través de la claridad, la sobriedad, las formas
redondas y la extensión entre letras. La orientación vertical, ligeramente
oscilante, revela una sensibilidad cautelosa y reflexiva.
Asimismo, la
presión firme y continuada, el trazo nutrido y los acentos muy marcados, nos
muestran a una persona de voluntad firme, incansable en sus quehaceres y de
gran tenacidad.
Los puntos,
los acentos y alguna que otra barra de la “t” por encima del asta, unidos al
predominio de la curva, la sobriedad y la claridad de la escritura descubren su
tendencia al idealismo y a los valores espirituales.
Mecanismos de defensa en el grafismo
Maria Josep Claret/ Montserrat Edo