La escritura no son más que palabras pintadas, y escribir es el arte de
pintar palabras.
Plástica es el arte de modelar una materia, especialmente la materia
con la que se realizará una obra artística. Plásticas son las materias
flexibles que se pueden modelar fácilmente con las manos, como el barro o la
cera. Por tanto, la escritura es la más plástica de todas las artes, ya que da
forma a la más sutil de todas las materias, el pensamiento.
En realidad, la escritura es una escultura, ambas palabras surgen de la
misma raíz etimológica: grabar. La palabra escrita es una voz esculpida en
piedra. Se comenzó a escribir sobre las piedras con un martillo y un buril.
Una vez escrita, la palabra es anónima, impersonal, carece de las
dimensiones y matices que tiene la voz. Por la misma razón que denominamos
"viva voz" al habla, deberíamos decir "voz muerta" al habla
escrita.
También se podría decir que la escritura es el esqueleto de la voz. O
que es un dibujo, una naturaleza muerta, ya que desnuda la palabra del tono de
voz, de los gestos, de la mímica que dan pleno sentido a la expresión oral.
La vitalidad de la palabra escrita proviene de su precisión, de los
vocablos escogidos para ilustrar el pensamiento, de la fidelidad a su
significado original, de su sonoridad en el conjunto del escrito y, sobretodo,
de las resonancias que es capaz de provocar en el lector.
También podríamos decir que la escritura es una partitura musical a la
espera de quién quiera y sepa interpretarla. Si la escritura es la pintura
de la voz, o la gráfica del habla, la harmoniosa disposición de estas palabras
es la música del pensamiento.
Dr. Miquel Masgrau
El Llibre com Aliment