Teresa de Cepeda y Ahumada nace en Gotarrendura, Ávila, el 28 de marzo de 1515. Hija de un probable descendiente de judíos conversos y de una noble familia abulense.
Su vida y su evolución espiritual se pueden seguir a través de sus obras de carácter autobiográfico, entre las que figuran: 'Camino de perfección (1562-1565)', 'Libro de las Constituciones' (1563), las 'Relaciones espirituales', 'Libro de las fundaciones' (publicado en 1610) y sus quinientas Cartas aproximadamente.
A través de su escritura, vemos en Teresa de Ávila una persona de gran imaginación creadora y soña-dora, tal vez por la inflación del yo, tal vez por anhelos inconscientes que, en ocasiones, se pueden desbordar deformando la misma realidad (escritura confusa, original, movida y con presencia de infla-ciones en la zona superior). Cuando el Señor le concede la merced de arrobamientos, ella dice haber oído: “Ya no quiero que tengas conversaciones con hombres, sino con ángeles”.
Junto a su fantasía y a su pensamiento mágico, no podemos dejar de lado algo tan importante como su singular inteligencia acompañada de sus cinco sentidos y de cierta capacidad de abstracción, todo ello necesario para poner en marcha, unas veces por deducción, otras por intuición, un cúmulo de ideas y deseos propios de alguien en quien sobresalen el sentido del deber, las reglas y, como ella misma dice, “acrecentar un punto la gloria y honra de Dios”.
Otro factor importante es la buena atención (barras de la “t” y puntuación precisa), junto a su memoria de tipo auditivo, ya que siempre recuerda las palabras dichas por el Señor, pero no demasiado bien las imágenes, funciones psíquicas que aplica en el sentido realizador, no olvidemos que se trata de una persona firme en sus ideas y actitudes, “pese a quien pese”, y que uno de sus lemas es “querer es poder”, pues “si Fray Pedro de Alcántara lo ha conseguido, ¿por qué no lo puedo conseguir yo?”, dice Teresa, pues manos a la “obra”.
En la escritura se encuentran asimismo unos rasgos de compatibilidad con una conciencia muy orgullosa y digna, una clara ambición, que a su vez, es mate-rialista, aunque con el único fin de la Providencia. Ella misma escribe: “¡Que cada una se gane su vida; con una libra de hilanza se gana un real; el resto queda para la Providencia!” (“s”prolongadas hacia las zonas superior e inferior, y las “i” latinas muy subterráneas).
Su grafía nos confirma que todo en su vida es acción y reacción, impulsividad e impaciencia (escritura acerada, escaso espacio interpalabras, finales largos y grados de dureza I y V Pophal). Aún no está lleno un convento, que ya piensa en otro, a realizar en otra ciudad. No obstante, Teresa tiene la suerte de tener una extraordinaria vitalidad y una buena energía física y psíquica (escritura nutrida y movida), lo cual le proporciona una gran resistencia a tanto estímulo y respuesta, aunque, en ocasiones, su salud pueda resentirse por problemas psicosomáticos, como agotamiento, estrés, etc.
Persona de fuerte y fluctuante emotividad (despro-porcionada, desigualdades de tamaño, inclinación oscilante), Teresa “había podido leer toda la Pasión sin llorar una lágrima”, pero con el Cristo muy llagado “estuve por gran rato que toda me deshacía en lágrimas y entre mí misma con gran aflicción y fatiga”, lo cual confluye y armoniza con sus seña-lados arrebatos místicos (desigualdades de presión y de inclinación en la escritura).
En referencia a su comportamiento social, podemos afirmar que Teresa necesita sentirse importante en el ambiente, como toda persona con temperamento conquistador de energías y de corazones, y que dice a los suyos: “Señoras, madres, hermanas mías: Nuestro Señor, por medio de la obediencia, me ha enviado a esta casa para hacer este oficio… No teman mi gobierno que, aunque hasta aquí he vivido y gobernado entre Descalzas, sé bien, por bondad de Dios, cómo se han de gobernar los que no lo son”, por lo cual, es importante el cultivo de cualidades y méritos para merecer la atención de los demás y poder influir en ellos (escritura grande, predomina la zona media y ornamentada).
Tal vez, esto sea lo que, en ocasiones, entorpece su adaptación, puesto que suele llegar incluso a vivir en combate constante, tanto con los demás como con-sigo misma, por su fuerte individualidad e influen-ciabilidad (escritura angulosa, regresiva, torsiones y coligamento anguloso). Su vida es actividad, dureza, una lucha constante y pura combatividad, lo cual no es de extrañar en una mujer del siglo XVI que, con tan pocos medios, llegó a hacer tanto por los demás.
Maria Josep Claret
ARGA-Grafología