domingo, 25 de marzo de 2018

Debussy, tras un siglo de su muerte.


Claude Debussy, músico francés nacido en Saint Germain-en-Layé en 1862, compositor de obras, como: La demoiselle élue (1888), Arabesque (1888), Claro de Luna (1890), Preludio a la siesta de un fauno (1892), Pelléas y Mélisande (1891/93) y El Mar (1903/05). Murió en París, el 25 de marzo 1918.

https://www.youtube.com/watch?v=ja7v4JTsLVw

Su música, calificada de tierna, llana, evocadora e ingeniosa, puede trasladar sus atributos al grafismo y al carácter de su creador.
































La visión preliminar que nos ofrece la escritura de Claude Debussy cuenta con aspectos como introversión, idealismo y tendencia a alcanzar la perfección, así como vulnerabilidad, autorreproche y surmenage.

En primer lugar, a través de su escritura aireada, pequeña, sobria, vertical, con hampas plenas y puntos altos y avanzados, resalta el pensamiento abstracto sobre el concreto. Entre sus aptitudes intelectuales figuran una óptima racionalización, capacidad de análisis, de lógica y de síntesis, así como de asimilación y atención, que se observan en la grafía pequeña, parca, ligada, los óvalos prácticamente redondos y abiertos, el texto encuadrado y los espacios internos dilatados. Otras aptitudes a añadir son el genio y la creatividad, que en la carta del compositor se detectan por la simplificación, la plenitud de las hampas, los enlaces peculiares a la altura de cresta y los puntos altos de la “i”.

Al abordar sus comportamientos emotivo y social, se descubren la sensibilidad, la ternura y el idealismo (predomina la curva, los óvalos abiertos por la izquierda, “d” lírica, jambas cortas, perfiles unidos por la derecha del eje de las jambas y la presencia de puntos y acentos altos). Él mismo advertía: “El músico que no tenga un sentimiento o una ideología que transmitir, está en la profesión equivocada”. Tampoco pasan inadvertidos aspectos como la introversión, la prudencia y la vulnerabilidad a las presiones recibidas del exterior, visibles a través de la escritura pequeña, sobria, vertical, amplios interpalabras y presencia de pasillos, inhibiciones, ejes cóncavos y óvalos abiertos por cresta. 

En el campo artístico, conjuntamente a la parquedad y la llanura que nos ofrece el grafismo y, por ende, la personalidad de Debussy, hallamos una buena dosis de sutileza y finura, así como una predisposición a las aptitudes artísticas que se perciben en la grafía curvilínea, pequeña, sobria, flexible y con ausencia de cualquier rigidez, y detalles como la “d” lírica. En algunas de sus propias expresiones, llegó a afirmar: “La música comienza donde el habla es incapaz de expresar, la música está hecha para lo inexpresable”

A través de aspectos y rasgos como el tamaño pequeño de las tres zonas, las líneas rectas, los óvalos diminutos y los signos accesorios remarcados, se deducen distintivos relacionados entre sí como el perfeccionismo, la minuciosidad de los detalles y la autoexigencia. Él mismo afirmaba: “Quiero hacer una música tan perfecta que se filtre a través del cuerpo y sea capaz de curar cualquier enfermedad”. Unido siempre a los anteriores rasgos, suele aparecer un indicio de autorreproche y sentímiento de culpa, que en este caso se distingue por la zona media comprimida y la presencia de inhibiciones, algunos óvalos cegados, torsiones y lapsus de cohesión. 

Asimismo, en la muestra gráfica de 1909 destacan la inseguridad, el pesimismo y el miedo al futuro, no hay más que ver los fantasmas en el margen derecho, la firma invertida y algunos de los finales caídos. No obstante, cabe señalar que, precisamente en ese año, se le diagnosticó un cáncer, por lo que, el desánimo no era injustificado. 

Claude Debussy, músico de tal ingenio y minuciosidad que llegó a considerar la música como el espacio entre las notas, conquistó a través de sus obras el ambiente cultural de Paris a principios del s. XX, siendo catalogadas éstas como la música del Impresionismo.


Las flores de Bach y la escritura
Maria Josep Claret / Montserrat Edo


martes, 13 de marzo de 2018

Adiós a Maruja Benavides


Sentimos la pérdida de la profesora Maruja Benavides, psicóloga clínica, psicoterapeuta gestáltica y una de nuestras grandes compañeras de profesión. 
Nuestras más sinceras condolencias a familiares, amigos y colegas.


Descanse en paz.

Francesco I, 5 años de Pontificado.




La escritura de Jorge Mario Bergoglio, S. S. el Papa Francisco, es el grafismo de un gran altruista, a pesar de la verticalidad de los ejes principales de las letras.

Cuenta con un orden correcto en la página, un holgado margen superior, la escritura extensa, el predominio de la curva, la presión firme, trazo nutrido, flexibilidad, guirnaldas y óvalos redondeados, parte de ellos abiertos por cresta o por la derecha en la “g” y la “q”, así como unas mayúsculas protectoras y otras unidas a la letra siguiente, y una cierta proporción entre zonas.

Francisco es comprensivo y buen mediador, siendo una de sus mejores cualidades la gran capacidad de escuchar al prójimo, como se observa en la combinación entre la escritura curvilínea, extensa y ligada, y parte de sus óvalos abiertos  por la derecha.

La bondad queda plasmada en su grafía a través de la claridad, la sobriedad, las formas redondas y la extensión entre letras. La orientación vertical, ligeramente oscilante, revela una sensibilidad cautelosa y reflexiva.

Asimismo, la presión firme y continuada, el trazo nutrido y los acentos muy marcados, nos muestran a una persona de voluntad firme, incansable en sus quehaceres y de gran tenacidad.

Los puntos, los acentos y alguna que otra barra de la “t” por encima del asta, unidos al predominio de la curva, la sobriedad y la claridad de la escritura descubren su tendencia al idealismo y a los valores espirituales.

Mecanismos de defensa en el grafismo
 Maria Josep Claret/ Montserrat Edo 

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